
Es un trastorno hereditario que aumenta el riesgo de sufrir enfermedad pulmonar o hepática. Las personas con esta enfermedad no tienen la suficiente cantidad de la proteína llamada alfa-1 antitripsina en su sangre. En esos casos esta proteína se acumula en el hígado y no llega a los pulmones para ejercer su rol protector.
Los síntomas incluyen dificultad para respirar, sibilancias, infecciones repetidas de los pulmones, cansancio, problemas de visión y pérdida de peso. El tratamiento incluye cambios a hábitos de vida saludables para mejorar la calidad de vida.